En el área del Kulturforum ubicada en el centro de Berlín (capital de Alemania) se encuentra la Neue Nationalgalerie, última obra del maestro de la arquitectura, Mies Van der Rohe. Ubicada sur del Tiergarten y al oeste de Postdamer Platz, al lado de la Filarmónica, se levanta este particular edificio que concluye en su máxima expresión el minimalismo del famoso Estilo Internacional. Irónicamente la Neue Nationalgalerie fue el primer y último edificio de Mies en su ciudad natal, Berlín, y significó para el arquitecto una consagración de sus postulados arquitectónicos en la línea de diseño que para ese entonces, ya le había caracterizado.
Ya estando Berlín dividida por el muro, la administración de la recién creada República Federal Alemana, decide revitalizar esta zona de la ciudad con una serie de equipamientos culturales que incluían además de la Neue Nationalgalerie, la ya citada sede de la filarmónica y la Matthiaskirche. Es entonces que Mies es llamado para llevar a cabo este proyecto con el cual encontró varios problemas de planteamiento pero llegando a concluirse según la idea original del arquitecto.
La obra plantea una nueva disposición de museo, cuya configuración de diseño se vio puesta a prueba con las primeras exposiciones. Para la época, representó un avance importante tener un zócalo de planta libre para exponer obras de artes en la superficie casi al aire libre y a la vez, bajo tierra y de forma hermética. Esto representó tener flexibilidad en qué tipo de obras debían exponerse en el museo, dando aún más libertad y generando diversas opciones curatoriales.
El lineamento de diseño del edificio es sencillo: existe una exaltación de la planta libre y una premeditada instrucción para diferenciar entre lo abierto y lo cerrado; lo oscuro y lo iluminado. Mies diseña un zócalo de piedra de 105 x 110 metros que se alza del suelo y que en su pura geometría, solo trastocada por accesos y circulaciones, sirve como plataforma de asentamiento del volumen claro, casi flotante y también, de coraza que alberga la colección permanente en su interior. Sobre este zócalo, se posiciona el otro volumen de la galería, una cubierta negra, apoyada en las famosas columnas cruciformes de Mies van der Rohe. Aquí, como si fuese espacio contenido más que espacio premeditado, se cierra el área de exposiciones temporales con muros de cristal de 2500 metros cuadrados de superficie retraídos del borde de la cubierta que oscura y densa, pareciera flotar en la noche con sus 8,40 metros de altura.
Siguiendo el espíritu de la época, del Estilo Internacional que se planteaba transgrediendo las plantas desde un par de décadas y que encontraba su asentamiento en los sesenta, el programa es una sencilla meditación de lo contenido, como antes se había expresado. Para Mies, más que una planta libre, su obra trataba de delimitar y contener espacios, con la sencilla intención de diferenciar lo externo de lo habitable sin perder la conversación innata entre el lugar (el punto afectado) y el entorno. El paisaje ingresa a la planta libre con tal honestidad que el edificio pareciera no existir.
De esa misma forma, incluso los interiores del edificio tratan de llevar al mínimo la necesidad de delimitaciones o accesos, como si confiase que el albedrío del usuario hace parte en la configuración del diseño. El acceso a la exposición temporal, en la superficie, sólo es el tránsito o traspaso entre el exterior y el espacio contenido jugando con la idea de un salón que contiene todo en su flexibilidad: una recepción que a la vez es sala de exposición y entrada.
Dentro del zócalo hermético se encuentran las exposiciones permanentes, la colección gráfica, las oficinas administrativas y el café, todo construido en hormigón armado. Sin embargo, a pesar del material elegido para esta zona, la iluminación natural es resuelta con una sencilla estrategia de diseño: las salas de exposición situadas al oeste se abren hacia un jardín de esculturas donde Mies deja espacio para vegetación y un sencillo espejo de agua.
La Neue Nationalgalerie es un edificio que exalta la abstracción de la forma y la función en su más puro ensamble, permitiendo deslumbrar en su diseño soluciones sencillas para problemas que parecieran complejos. Con la simple aplicación de propuestas de diseño sutiles para problemas como separar áreas temporales de permanentes o iluminación natural, Mies nos deja un edificio que en su simpleza disecciona una tímida complejidad que para muchos, puede llegar a devengar en estrategias de diseño complicadas e inentendibles para el usuario.
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Plataforma en Viaje: Neue National Gallery Berlín, Mies van der Rohe
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Arquitectos: Mies van der Rohe